11.12.07

Guti en el banquillo ¿Sabe Schuster lo que quiere?



Esta noche se juega el Real Madrid el pase a la siguiente ronda de la Champions contra el Lazio en el Bernabeu. Y lo hace sin Guti. El eterno dejà vu. El decepcionante dejà vu. Eterno, porque ya lo hemos visto en muchísimas otras veces. Decepcionante, porque uno esperaba otra cosa de Bernd Schuster. Y no me refiero solamente a las cuestiones técnicas, que también, me refiero muy especialmente a la falta de valentía que demuestra castigando al jugador de primer nivel más castigado de la historia del Real Madrid y, quizás, de la historia del fútbol español ¿Qué pretende don Bernardo, a quien tanto he admirado, y a admiro, por otra parte? ¿Demostrar quién manda, tal vez? Me resuta un completo misterio por qué se ha puesto a jugar con fuego de esta manera. ¿Rotaciones, tal vez? Si vemos lo que acontece con otros jugadores, parece que ésta no es la respuesta.
Casi todos los aficionados al fútbol hemos sido testigos de la madurez futbolística alcanzada por José María Gutiérrez en los últimos tiempos. Todo parecía indicar que esta temporada iba a ser, por fin, la del encuentro del excepcional jugador español con un entrenador que lo hiciera indiscutible en el equipo titular. La primera docena de partidos de la Liga apuntaba a eso. Los resultados han acompañado. En la Champions, lo mismo.
Y de repente... una acción mínima de Guti -en la que se revuelve vagamente contra un jugador de un equipo que, como el noventa por ciento de sus rivales, se hincha a darle patadas- en un partido contra un club modesto, lo devuelve, como tantas veces en el pasado, al banquillo en dos partidos de gran relevancia.
Uno esperaba que el nuevo míster del mejor club del siglo XX fuese el primero en salir en defensa de su jugador. Guti lanzó una patada desde el suelo, no en jugada, cazando a un rival por detrás, desequilibrado psicológicamente porque, simple y llanamente, pasa los partidos en la indenfensión absoluta ante la indiferencia de los encargados de hacer respetar las normas en la cancha. Todos los equipos que se enfrenta al Madrid saben qué tienen que hacer para anular a Guti castigarlo físicamente más allá del reglamento hasta laminar su equilibrio psicológico: los trencillas no lo defenderán y, por lo que se ve, no lo defenderá su entrenador, tampoco. Schuster se lo está dciendo a todos al dejar a Guti en el banquillo el día que su equipo se juega el pase a la siguiente fase de la Champions.
Schuster se equivoca en multitud de niveles. Se equivoca en un sentido estratégico-futbolístico, por lo que pierde el club del Chamartín, pero esto es, naturalmente opinable.
Se equivoca siendo injusto con el jugador, desde luego, y deteriora, con ello, parte de su credibilidad ante el vestuario, ante su afición y ante el mundo del fútbol en general. Se equivoca arruinando su propia imagen, al castigar a quien todos los entrenadores han castigado con anterioridad, sin consecuencias especiales para ninguno de ellos. Nadie podrá ver una heroica osadía en abofetear al que todos han abofeteado. No es como enfrentarse a Maradona o, por buscar un ejemplo más actual, no es como sentar a Ronaldinho en el banquillo, como ha hecho el presuntamente débil Frank Rijkaard. Todos saben ahora que se revolverá con fuerza contra el jugador que ha sido tradicionalmente el eslabón débil de la cadena en el vestuario madridista: Bernd Schuster se ha mostrado fuerte con los débiles, y no hay nada de heroismo en eso. Bernd Schuster ha castigado a quien más le necesitaba: su equivocación como líder de un grupo humano es palmaria.
Se equivoca, asimismo, con el mensaje que lanza a sus rivales, no defendiendo a un jugador al que se le dan infinidad de golpes en cada partido: habrá contagio y no será Guti el único beneficiado de tan singular estrategia; si le sustituye Baptista, éste no recibirá mejor trato.
Se equivoca con el mensaje futbolístico que entrega a sus pupilos: se cambia la exquisitez, la distinción, por la fuerza, o la contundencia.
Se equivoca, en definitiva, dañando la psicología de un jugador cuyas características no puede encontrar en ningún otro jugador de su vestuario: puede que crea que los aportes del súbito nuevo objeto de su amor futbolístico - Julio Baptista- son los que necesita la filosofía que pretende implantar en su equipo; pero la temporada es larga y los partidos también. Del mismo modo que todos los afcionados lo habíamos creído, Guti debió creer también que por fin había un entrenador que le colgaba unos galones por los que había sufrido durante años. Ello debió mejorar su autoestima -algo fundamental en un jugador como él, con una psicología tan difícil-, y Guti con autoestima es un jugador mejor. Al castigarle tan duramente, al hacer tan públicamente obvio el reconocimiento a Julio Baptista, sin suda su confianza se habrá visto afectada. Schuster ha dañado injustificadamente una pieza importante de su tablero y -si continua por este camino-cuando vuelva a necesitarla, dispondrá de una pieza mucho menos útil de lo que era hasta el undécimo o duodécimo partido.
Schuster está en ese punto justo de lanzarse por una pendiente, con resultado incierto, o corregirse y no agrandar la herida. Aún pueden pasar muchas cosas. Puede que don Bernardo haya pensado en matar dos pájaros de un tiro: dar un leve toque a Gutiérrez y elevar la confianza de otra pieza que debe tener en buen estado para usar en cualquier momento, Baptista. Esta hipótesis, si se confirmase, me dejaría como un idiota y haría que este articulito no fuese más que una estupidez. Puede que en el próximo partido Guti vuelva al equipo titular o puede que Baptista se lesione en el minuto 10 del partido con el Lazio, que está a punto de comenzar, y puede que todo vuelva a la situación del comienzo de la Liga, donde Guti ha sido de lo más valioso de un equipo que puede que no esté jugando como los ángeles pero que está siendo extraordinariamente efectivo y que está dando una extraña sensación de superioridad que va más allá de los datos objetivos (tiros a puerta, ocasiones de gol, ocasiones recibidas, etcétera). Sin embargo, no tengo dudas respecto a algo: Bernd Schuster -en todo caso- está jugando con fuego. Éste Madrid es menos equipo sin Guti y las decisiones del entrenador están disminuyendo las potencialidades del jugador.
Por último, una reflexión: lo ocurrido en estos dos partidos con Guti y la repentina entrada de Julio Baptista en el once titular del Madrid, hace que se convierta en perfectamente pertinente la sospecha sobre la claridad de ideas de Schuster ¿Sabe realmente qué quiere para su Real Madrid o está dando palos de ciego? Es obvio que un equipo que gira alrededor de Guti es muy distinto de otro que se base en Baptista ¿Cuál es el que busca el entrenador germano?